Ten paciencia, y mucha. Tenla porque está cansada, lo está desde hace mucho, desde antes de su último dolor. No porque aún lo sienta, sino porque la cicatriz aún es demasiado visible y recuerda todo cada vez que la ve sin querer. De esas que ves y te duele saber que podría haberla evitado, sencillamente alejándose antes de que fuese tan profunda. Y eso muchas veces la hace dudar, esconder sus sentimientos e, incluso, ser borde y fría como el hielo. Está aburrida, cansada de promesas inconclusas, de palabras dichas sin pensar, sin sentir; de abrazos fríos y besos rígidos, de personas que...
- martes, enero 12, 2016
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