Desde la antigüedad la piña siempre ha sido un símbolo representativo de la riqueza, del dinero y de los bienes materiales. En la antigüedad los comerciantes que tenían un negocio y hacían un viaje largo colocaban una piña en la puerta de su propia de casa como símbolo de que el viaje había sido productivo y había vuelto a casa cargado de riquezas.
En el mundo esotérico la piña esta vinculada con la Diosa de los Mares, diosa de los tesoros y la riqueza de los 7 mares. Se dice que tener una piña en nuestra casa es abrir las puertas del dinero, la prosperidad, la fortuna.
Para el ritual llenaremos un cuenco blanco con agua y 13 cucharadas de sal marina, tomamos una piña y cortamos siete rodajas, sobre las siete rodajas pondremos un poco de miel, azúcar y una moneda dorada e introducimos todas las rodajas en el cuenco con agua y agua marina. Después encendemos una vela de color dorado durante siete días mientras oramos por que la riqueza venga hacia nosotros, deseando todo lo material que queremos. Una vez terminado los 7 días debemos enterrarlo todo debajo de la sombra de un árbol.