El Koh Do o ceremonia del incienso fue un fenómeno cultural
en Japón que se difundió entre las clases altas y samuráis de alto rango en el
periodo Sendoku.
El Koh Do es todo un arte en el que va incluido todo el
proceso del incienso, las herramientas y aquellas actividades que giran en
torno a él.
La noción de incienso en Japón es distinta de la que se
tiene en otros lugares occidentales sobre el aroma. Para los japoneses el
secreto del perfume no reside en el olor, sino que éste va directo a su
espíritu, corazón y mente, transmitiéndoles la sensación de encontrarse en un
plano espiritual diferente o en un momento felíz de su vida.
Ya en la era Muromachi, el arte de quemar incienso se
convirtió en una ceremonia en la cual se deleitaban de las fragancias y se favorecía la sensibilidad.
El Koh Do es una ceremonia espiritual que supone un viaje
del alma, donde los participantes sienten las fragancias dejando aparte el estrés
de la vida diaria y entran en un momento de calma de su mente mientras miran
hacia su interior. El Koh Do eleva el espíritu y hace que la concentración sea
más profunda.
Se usan distintas maderas aromáticas y con el tiempo la
práctica de este arte ayuda a curar la soledad, eliminar las malas energías
espirituales, purifica la mente y el cuerpo, reduciendo el estrés a la vez que
aporta armonía.