Necesitarás: una vela verde de cera natural y cerillas, no utilices mechero.
Cuando queden pocos minutos para que entre el año nuevo enciende la vela. Esto va a servir para alejar todo lo malo y el sufrimiento del año que dejas atrás, para renovar nuestros pensamientos y atraer la buena suerte en la salud.
Cuando la llama se esté consumiendo tienes que recitar está oración:
‘Aquí finalizo mi año, finalizo mis errores, y todo lo malo que no quiero llevar al nuevo año. Me despido de él y lo dejo estar, me despido de él y lo dejo estar, me perdono y lo perdono’ Amén.
Debes dejar que la llama siga encendida hasta que acaben las campanadas y luego apágala con una cuchara de metal.
La palabra “tatuaje” (tattoo en inglés, pronunciado tatú) tiene un origen polinesio. Proviene de la palabra polinesia “ta” que significa golpear o en la expresión “tau-tau” utilizada para hablar del choque entre dos huesos.
En la antigüedad, en Egipto, era un ritual que realizaban casi exclusivamente mujeres, un proceso muy doloroso que en la mayoría de las ocasiones se hacía para demostrar la valentía o confirmar la madurez.
En Borneo es el único lugar donde actualmente se practica la forma tradicional del tatuaje tribal. El tatuaje y el piercing recuerdan el arte de Bali y Java, y los instrumentos para tatuar son similares a los que usan en la Polinesia.
El tatuaje se usaba como castigo, y las personas acusadas de sacrilegio debían ser tatuadas. Los médicos griegos y romanos empezaron a practicar el arte de tatuar. Poco después se abandonó el tatuaje de esclavos y criminales cuando el primer emperador cristiano llego a Roma y emitió un decreto en contra de esta actividad.
En Norte América, se asoció el tatuaje con prácticas religiosas y mágicas, era un rito simbólico y una marca única que permitiría que el alma superara los obstáculos en su camino a la muerte. Los nativos de América se tatuaban sus cuerpos con imágenes de dioses.
Banks, artista científico que navego junto al Capitán Cook, describió en 1769 el proceso del tatuaje de la Polinesia. Los marineros del capitán Cook introdujeron la tradición de los hombres de mar tatuados y rápido aprendieron el arte y lo practicaron a bordo de los barcos.
A día de hoy los tatuajes son muy populares. Las estrellas de cine, las celebridades y los futbolistas, todos en gran parte, tatuados. La gente elige tatuarse por razones cosméticas, religiosas y mágicas, también como símbolo de pertenecer a grupos particulares o tribus urbanas.
Se trata de dos seres que se han buscado el uno al otro en sucesivas reencarnaciones hasta que llega el momento en el que se encuentran. Erróneamente se relaciona con el amor conyugal pero la alma gemela de una persona puede ser un amigo, un familiar, un compañero de trabajo…
Esta persona llega a la vida de otra justo en el momento necesario para ofrecer una ayuda y un amor desinteresado, aunque en ocasiones solo es por un periodo de tiempo limitado, en ocasiones solo llega para enseñarnos una lección o para ayudarnos en un duro momento.
Cuando una persona se cruza con su alma gemela lo sabe desde el primer momento ya que vibran a la misma frecuencia y con una energía exactamente igual. Dicen que el cruce de miradas provoca algo especial, o que las sensaciones que se tienen al estar simplemente al lado son indicativo de que has encontrado a tu alma gemela. La conexión entre ambos es tan fuerte que ni siquiera son necesarias las palabras, solo con mirarse ya saben lo que se quieren decir. En cambio, otros lo llaman complicidad.
Brian Weiss decía;
“Cuando mires a los ojos a otra persona, a cualquiera, y veas tu propia alma reflejada, entonces sabrás que has alcanzado otro nivel de conciencia, habrás encontrado a tu alma gemela”.
La mayoría de nosotros ingerimos 12 uvas en la noche de fin de año para atraer la buena suerte. ¿De donde sale esta curiosa tradición?
Hay muchas versiones, una de ellas narra que un grupo de agricultores españoles en la noche del 31 de diciembre vislumbraron como su cosecha de uvas creció muchísimo más de lo normal, así que divulgaron la leyenda de que este fruto traía buena suerte.
Otra versión cuenta una historia bastante interesante. A finales del siglo XIX, José Abascal, alcalde de Madrid decidió cobrar por ver pasar a los Reyes Magos, así que el pueblo en represalia a ese acto se agolpo en la Puerta del Sol para comer uvas, un fruto que por aquel entonces, solo estaba al alcance de la clase alta.
Ahora bien, por qué tienen que ser 12 es un misterio, algunos opinan que es una uva por cada mes del año, otros dicen que es por las 12 campanadas que emite la Iglesia Católica cuando pasamos a un nuevo año.