Suele ser muy común en Europa usar las bellotas como amuletos de la suerte. Son muy apreciadas por quienes practican la magia y el ocultismo.
La encina es un árbol que abunda en la Península Ibérica y con el que se ha enriquecido el folklore popular gracias a cuentos, leyendas y conjuros mágicos. Se la ha considerado el hogar de las hadas. Alrededor de este árbol se celebran aquelarres, por eso para las brujas es tan importante.
La encina está presente en muchísimos hechizos. Para atraer la buena suerte se recomienda recoger las bellotas en domingo, ese día las fuerzas mágicas son más fuertes. De seguido hay que quemarlas hasta transformarlas en polvo. Este polvo hay que meterlo dentro de una bolsa de seda de color amarillo. Este es el verdadero amuleto que debemos llevar para atraer la buena suerte.
Cuenta una
antigua leyenda oriental que todos nosotros estamos unidos por un hilo rojo al
amor de nuestra vida. Da igual que se enrede, que se estire o que dé veinte mil
vueltas al planeta.
Dos personas
enlazadas siempre terminarán por encontrarse, aunque esto tenga que ocurrir en
el fin del mundo.
Este hilo
rojo tiene un dueño llamado Destino, por lo que nunca, pase lo que pase, podrá
romperse.
No importa
lo que se tarde en conocer a esa persona, ni el tiempo que pasemos sin verla.
Tampoco si esta vive en la otra punta del planeta, pues nuestro hilo se
estirará de tal forma que nuestros corazones siempre se alcancen.
Este hilo
nos acompaña desde el nacimiento, y a través de él nuestra vida gira y gira.
Se
dice que el Abuelo de la Luna salía cada noche a conocer a los recién nacidos
para unir sus almas a través de un hijo rojo anudado en su dedo.
Este
decidiría su futuro y guiaría el tránsito de sus almas para que nunca pudieran
perderse por los rincones del mundo.