A DÓNDE VA EL ALMA CUANDO EL CUERPO MUERE

martes, febrero 28, 2017, by Sula

A DÓNDE VA EL ALMA CUANDO EL CUERPO MUERELa imagen puede contener: pájaro

Y estas son respuestas que necesitamos conocer:
Lo que llamamos muerte no es más que el abandono del alma de un cuerpo físico que fue su vehículo terrestre, pero que ya no puede sostenerla para su propósito evolutivo. Sólo ese dejar el cuerpo e irnos.
Cada noche,- y esa es la razón por la que dormimos,- el alma se separa igualmente del cuerpo y se dirige a los ámbitos correspondientes a su propia vibración energética a tomar energía para el día siguiente. Por eso el no dormir durante algunos días debilita el organismo hasta causarle la muerte, por más que nos alimentemos o más vitaminas o recetas de farmacia que tomemos. De modo que cada noche se da un ensayo de la muerte, una pequeña muerte.
¿Y por qué podemos despertar todos los días y una sola vez en nuestra existencia ya no?
El cuerpo físico está unido al alma (envuelta a su vez por un cuerpo de materia intermedia más sutil que la corporal: el cuerpo llamado astral). Ambos cuerpos, físico y el alma con sus envolturas astrales se hallan unidos mediante un hilo energético llamado cordón de plata. Ese hilo es de una longitud infinita, por ser energía no condensada. Surge de la zona de nuestro ombligo y es el que como sucede con el viaje espacial del astronauta- nos mantiene unidos a la nave nodriza: el cuerpo físico.
Cada día hacemos nuestro particular viaje espacial a los ámbitos del Más Allá, que reciben este nombre precisamente por hallarse más allá del cosmos material. Pero el día que toca morir, ese cordón es cortado, y ya no podemos regresar más a la nave nodriza y el corazón se para. Es entonces cuando el médico certifica la defunción.
Y ahí estamos, si somos el muerto, tal vez desconcertados porque la gente llora a nuestro alrededor, tal vez preocupados porque no nos escuchan, pero nosotros sí podemos escuchar porque somos energía consciente y sintiente tengamos o no cuerpo físico. Quien haya visto la película Ghost, y otras de ese estilo cómo El sexto sentido, o No te mueras sin decirme a dónde vas, hará una idea muy aproximada de lo que aquí se dice
El ahora difunto sufre si lloran sus seres más queridos con los que ahora no tiene comunicación verbal ni contacto físico, y aunque algunos sensitivos pueden verlo y comunicarse telepáticamente con él, para los demás parece haberse hecho invisible, mientras sus intentos de intentar penetrar en su cuerpo han sido definitivamente en vano....Y durante un tiempo puede merodear alrededor de su mortaja, sin terminar de comprender algo que acabará por admitir antes o después: que está muerto, pero que en realidad no está muerto, sino vivo, pues sigue sintiendo y pensando, igual que sucede cuando se sueña. Está vivo, pero no puede penetrar en ese cuerpo que todavía reconoce como propio.
Entre tanto, y durante las primeras 72 horas, el alma, que es ahora la que dirige el proceso, se va desprendiendo de todas sus conexiones energéticas y materiales con el cuerpo físico; el sistema nervioso va dejando de funcionar y el cuerpo material va perdiendo la sensibilidad progresivamente mientras comienza su lento deterioro al ser abandonado por la vida. (Cuidado ahí con el tema de las donaciones de órganos: el difunto sufre las amputaciones, aunque no pueda manifestarlo. Igual puede decirse de las cremaciones: el difunto sufre el dolor de las quemaduras. Es por esto tal vez que en el País Vasco existe la costumbre ancestral de dejar al muerto durante tres días en una habitación del cementerio antes de proceder a enterrar el cuerpo).
Los difuntos que han estado muy apegados a este mundo, tardan más tiempo en comprender que han muerto, a pesar de que reciben indicaciones de seres instructores, y aunque el cuerpo físico ya no les acompaña, visitan sus lugares habituales de existencia terrenal con su revestimiento astral e intentan vivir como siempre lo han hecho (son los fantasmas) hasta que se dan cuenta de que están en otra dimensión de la existencia. ¿Dónde? en una estación intermedia, llamado reino de las almas un sitio de paso en donde recibirán en su momento las indicaciones necesarias para dirigirse a su siguiente destino. En esta estación intermedia, el alma se va liberando y abandonando todos los programas básicos personales que formaron parte de su vida material: su profesión, sus hábitos culinarios, sus rutinas diarias, su identidad social, etc. pero sigue teniendo conciencia de sí y de sus emociones y sensaciones.
Desde la estación intermedia sentirá en un momento determinado la necesidad de dirigirse a un planeta espiritual, y pasará a uno de los cuatro ámbitos de purificación a los que pertenece ese planeta. ¿Y qué son los ámbitos de purificación? Planetas de sustancia sutil, energética, como lo es el alma, y por los que esta se siente atraída. Se siente atraída por alguno en particular porque durante su vida ha pensado, sentido, actuado, hablado, es decir: ha estado emitiendo energía.. La energía que emitimos cada uno tiene determinadas cualidades y entra en contacto con planetas de energía situados más allá del cosmos material que se encuentran en esa frecuencia vibratoria, pues ninguna energía se pierde. Nuestro primer destino después de la estación intermedia es, pues, el planeta donde hemos enviado nuestras energías predominantes. Nos sentimos llamados por él y de un modo natural ingresamos en su área de influencia. Este planeta no es el cielo. Mientras nuestras almas estén cargadas de defectos no purificados, o pecados no reconocidos o no expiados, no podemos aspirar a tan altas moradas. Existen 7 cielos, correspondientes a los siete chakras o centros de conciencia existentes a lo largo de nuestra columna vertebral; vértices por los que recibimos y enviamos la energía correspondiente a lo largo de nuestra vida. Y aunque el Todo está en todo y no hay nada separado de nada, en cada planeta espiritual y en cada lugar del universo, predomina un tipo de energía u otro. Así en cada planeta de purificación predomina una virtud, e igualmente sucede en cada uno de los siete cielos.
El alma cargada, una vez llegada a su nueva morada,- uno de los planetas de purificación del orden, la voluntad, la sabiduría o la seriedad,- inicia una nueva andadura.

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