AL OTRO LADO DEL ESPEJO

miércoles, septiembre 27, 2017, by Sula


Si mes no corras, si te quedas te contaré mi historia.
Siempre me ha gustado mirarme en los espejos. Muchos dirían que padezco de una vanidad exacerbada. Mi casa estaba rodeada de ellos, podía ver mi reflejo todos los días. Siempre he sido bien parecida, he mantenido devotamente un cuidado con mi cuerpo y mi piel, la belleza si bien no lo era todo, era parte importante en mi vida. La historia que les contaré comienza el día en que murió mi mascota.
El día en que Toby, mi perro, murió, fue día domingo. Recuerdo tener un fie vínculo con mi mascota. Mis padres y mi hermano, enterramos a Toby en el jardín, y mientras mi padre y mi hermano le echaban la tierra encima, yo, desconsolada corrí a mi habitación. Era un día soleado con unas pocas nubes cubriendo el cielo. Mientras corría a mi habitación. Era un día soleado con unas pocas nubes cubriendo el cielo. Mientras corría por el pasillo notaba mi reflejo a los costados correr conmigo. En mi cuarto, me senté sobre mi cama a llorar. Mi mascota, mi compañero con el que había compartido 8 años de mi vida, un día amaneció tieso, como si su cuerpo fuero solo una cáscara vacía. Tomé una foto mía con mi perro, la abracé con todas mis fuerzas, deseando poder verlo con vida nuevamente. Apreté contra mi pecho aquella foto con todas mis fuerzas mientras las lágrimas corrían por mis mejillas, luego, volví a mirar la foto, y la dejé al costado de un espejo sobre mi velador, uno de los tantos espejemos de mi habitación. Me sentía agotada de tanto llorar, de tanto desgaste emocional, entonces caí dormida por el cansancio.
Me desperté al atardecer, mi familia me había dejado vivir mi duelo en soledad. La habitación se encontraba en silencio, y la luz carmesí se reflejaba en mis espejos. Noté algo extraño frente a mí, a los pies de mi cama, en el espejo de cuerpo completo, se podía ver un bulto negro. En mi desconcierto este empezó a tomar forma. Era Toby, mi perro. Con alegría miré de donde debería provenir su reflejo, pero no encontré nada. Pronto mi dicha se convirtió en espanto, mi cuerpo se enfrió y sentí la habitación más oscura. El reflejo de mi perro no provenía de ninguna parte, era como si estuviera atrapado dentro del espejo. Solté un grito desesperado mientras retrocedía al respaldo de mi cama con los ojos desorbitados, el perro al otro lado del espejo comenzó a ladrar, pero sus ladridos no se escuchaban, tan solo se veía el movimiento. Mis padres vinieron en mi socorro, pero para cuando llegaron, el perro se había ido. Ese no era mi perro. Llegamos a la conclusión de que lo más probable es que no me hubiera despertado del todo y estaba muy afectada por su muerte. Pero esto solo fue el principio.
Un día estaba alistando mis cosas para la universidad, caminé por el pasillo para salir de mi casa, a través de los espejos volvía a ver a aquello. Frente a mí, se encontraba en el espejo mi perro ladrándome, mi corazón se aceleró nuevamente, el frio se coló por el pasillo, reinó un silencio insoportable. Me tapé la boca horrorizada y entonces el horror me paralizó, mi reflejo no se movía, toby seguía ladrando, pensé estar volviéndome loca, o al menos me obligué a pensarlo, pero mi cuerpo decía lo contrario, el vacío de mi estómago tenía la sensación de caer en un abismo, el terror, eran señales de que estaba en peligro. El reflejo alzó una mano y llevó un dedo a su boca haciendo una señal de silencio, mientras reía corrí despavorida hacia la salida.
Investigué sobre ello en internet y libros, muchas culturas lo veían como nexos con el más allá, o elemento de rituales, entre ellos la noche de san juan. Esta acontecería en unos días. Al principio dudé, pero luego pensé que siempre podría anular cualquier ritual, siempre que estas supersticiones fueran reales. Mientras esperaba el ritual tapé todos los espejos de mi habitación y pasé sin mirar los que estaban fuera de ella, estaba decidida a encontrar una respuesta.
El ritual era para ver visiones en el agua, podría haber una conexión con el espejo y saber que quería para que me dejase en paz. Me encontraba de rodillas frente al espejo con una fuente de agua, dos velas a los costados y el silencio, ya eran casi las doce, me apoyé a los costados de la fuente e intenté divisar algo, en un comienzo las aguas poco a poco se fueron tornando rojas. Para mi horror divisé a mi familia, todos estaban asustados, corriendo por toda la casa intentando esconderse, tras ellos estaba yo, con la cara distorsionada en una mueca horrible, parecía estar gritando con un cuchillo en mis manos. Yo asesinaba a mi familia, mis lagrimas caian sobre el agua y esta reflejaba como cortaba sus cuerpos mientras estos seguían vivos. En un arranque de histeria y con el pecho apretado tiré la fuente con agua hacia un costado y cubrí mis ojos, desconsolada. De pronto oí un rasguño en el cristal, frente mío, me quedé quieta temiendo que si alzaba la vista me arrepentiría, el terror corría por mis venas y mirará o no el resuelto sería el mismo, me descubrí los ojos y vi mi reflejo del otro lado, sonriendo plácidamente, alzó un brazo, con su calor corporal empañó el vidrio y sobre él escribió hola, entonces su cara se desfiguró en una criatura horrenda, se abalanzó hacia a mí a través del espejo, las velas se apagaron, grité lo más fuerte posible hasta sentir que me ahogaba. Ahora me encuentro atrapada aquí, al otro lado del espejo, y ten cuidado en la noche de San Juan, porque así como algo encerró mi alma dentro de un espejo y tomó mi cuerpo, yo puedo poseer el tuyo.

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