Un tikbalang es una criatura mítica que se encuentra en el folclore filipino. Se describe como siendo un medio caballo, medio híbrido humano. Contrariamente a los centauros de la imaginación occidental, se dice que el tikbalang tiene la cabeza y a veces los cascos de un caballo, con el cuerpo de un hombre alto y musculoso. Las patas del tikbalang se dice que son tan largas, que cuando se sienta, sus rodillas se elevan mas alto que la cabeza.

Una superstición del norte dice que el tikbalang es una criatura maliciosa y con frecuencia juega a bromas a los viajeros díscolos. Uno de sus trucos que causa a sus víctimas es que pierdan sus caminos hasta volverlos locos. Dicen que la única manera de ser libre del control de un tikbalang es dar vuelta a su camisa y ponerla del revés.

Otra leyenda lo representa como un monstro de la noche, con los ojos que brillan de color rojo. Esta versión proyecta una criatura temible, un peligro real para la gente. Se cree que cuando se enfada pisa a la gente con sus pezuñas hasta que mueren, el tikbalang siempre acompaña por el hedor a pelo quemado y fuma grandes cigarros.

Algunos dicen que para domar a un tikbalang el consenso está en su larga melena, que esconde tres hebras inusualmente largas y fuertes. Cuando uno de estos hilos es arrancado, el tickbalang se convierte en manso. Otros dicen un enfoque más físico, que consiste en saltar sobre la espalda de la criatura y de asfixia hasta que se somete.

En las zonas rurales, la gente todavía susurran sobre un tikbalang cuando el sol se puede ver en llamas en el cielo durante un aguacero repentino sale. Curiosamente, no hay ninguna mención sobre tikbalang femeninos en cualquiera de los mitos.