A un paso de nuestro Samhain celta quiero empezar a hablar de nuestros ancestros, de los seres que nos han precedido en ese paso hacia la otra orilla.

Y quiero iniciar esta crónica aclarando, una vez más, que cuando esos seres que nos visitan nunca es para mal. Es porque quieren estar cerca, porque nos echan de menos y para ayudarnos si se lo permitimos. Incluso cuando se nos acercan seres ajenos es porque están desorientados y perdidos, pero nunca nos harán daño o nada que pueda perjudicarnos.

Las entidades maléficas, las malas energías y los trabajos de magia oscura, son otra cosa. Siempre cosas de vivos y suelen actuar cuando más desprevenidos estamos.

Dormidos, estamos sin posibilidad de reacción y sin alarmas. Estamos indefensos así que importantísimo tener nuestras habitaciones y sobre todo nuestras camas protegidas de esos ataques.

Hay personas con insomnio que deben su falta de sueño a estos ataques nocturnos, pero se pueden rechazar de muchas maneras.

Una forma muy sencilla es unguiendo las partes más bajas de la cama, a la altura de la cabecera un platillo con una mezcla de sal, albahaca y romero que debes cambiar semanalmente.

Otra puede ser poniendo a la altura de la cama de la cabecera un platillo con una mezcla de sal, albahaca y romero que debes cambiar cada semana.

También colgando un amuleto en ella, el símbolo del espiral que lo devuelve todo, un rosco de obsidiana negra o el triskel.

O la opción de pedirle a nuestros seres del otro lado que cuiden nuestro sueño y velen por nosotros. Ellos lo harán con gusto.