El elemento fuego ha sido considerado como sagrado en muchas tribus del planeta desde el inicio de los tiempos y utilizado como método de adivinación para dar respuestas a las incertidumbres que se avecinan.

Este arte adivinatorio es llevado hoy en día a las velas, mediante la observación tanto de la llama, su forma o color como de las formas de la cera. Ambos sistemas se pueden utilizar de forma independiente o complementaria entre sí, aportando luz a las dudas que nos planteamos.

Lo esencial a la hora de trabajar con las velas es como el profesional canaliza lo que estas le transmiten y se deja llevar a un plano más espiritual que le facilita la interpretación.

El movimiento de la llama y la forma final que adopta la cera pueden revelar datos precisos del futuro.

Cuando la vela se utiliza en rituales, debe tenerse en cuenta el color de vela utilizado y encenderse con una cerilla.

Si al observar la llama, ésta es alta se le atribuye un significado de buenas vibraciones, sin embargo, si es muy pequeña el significado es negativo.

Si la llama chisporrotea y tiene oscilaciones existe algo que va mal.

Cuando la llama es de color azul, la persona trabajada recibe el mensaje ;si es roja habrá resultados en muy poco tiempo; si es amarilla, la persona trabajada está rechazando la energía que se le transmite o incluso no la llega a recibir; la llama blanca indica que la persona cuenta con la ayuda de seres de otro plano espiritual.