En países como Costa Rica, El Salvador y Guatemala se cuentan historias sobre la aparición de una mujer espectral, la Siguanaba, que vaga por los campos buscando hombres borrachos e infieles.

La Siguanaba suele aparecer, según cuentan, vestida con un camisón que por su transparencia deja lucir su figura atrayendo a los hombres hacia sí para seducirlos. Lleva cubierto el rostro por su largo cabello con lo que no es visible hasta que el hombre está demasiado cerca.

Los campesinos de algunos países cuentan que algunos mueren sólo por el horror que les provoca ver su rostro, otros dicen que la Siguanaba los atrapa y se deja caer con ellos por un barranco para arrebatarles la vida y el alma.

A veces la Siguanaba toma la forma de una dulce madre para atraer a niños que van solos por los campos y cuando se le acercan, les toca haciendo que pierdan la cordura y terminen vagando perdidos y sin rumbo.

Para protegerse de este ser y no perder el alma, se debe morder una cruz o medalla y encomendarse a Dios. Otra manera de evitar ser atrapado es armarse de valor para acercarse lo máximo posible a ella y tirarse al suelo, estirando la mano para tirar de su pelo, esto la asustará hasta el punto de que se tirará sola por el barranco.

En un principio, Siguanaba fue Sinuaet que significa mujer hermosa, de la cual se enamoró el hijo del dios Thaloc. La mujer quedó embarazada y dio a luz a un hijo con el que se comportó como una mala madre, dejándolo sólo para ir junto a su amante. Cuando Thaloc se enteró de lo que estaba ocurriendo la maldijo transformándola en la Siguanaba, que quiere decir mujer horrible, condenándola a vagar sola causando horror a todo aquél que se le acercara.